Estándar abierto (según Wikipedia) es una especificación disponible públicamente para lograr una tarea específica. La especificación debe haber sido desarrollada en proceso abierto a toda la industria y también debe garantizar que cualquiera la puede usar sin necesidad de pagar regalías o rendir condiciones a ningún otro. Al permitir a todos el obtener e implementar el estándar, pueden incrementar y permitir la compatibilidad e interoperabilidad entre distintos componentes de hardware y software, ya que cualquiera con el conocimiento técnico necesario y recursos puede construir productos que trabajen con los de otros vendedores, los cuales comparten en su diseño base el estándar. Los estándares abiertos tienen las siguientes cualidades (siguiendo la definición de Bruce Perens):
- Disponibilidad: los estándares abiertos deben estar disponibles para su lectura e implementación
- Capacidad de elección: con un estándar abierto, debe ser posible elegir la implementación a usar del mismo, sin restringir a cliente a un distribuidor o grupo concreto.
- Sin regalías: los estándares abiertos deben estár disponibles sin coste alguno su implementación.
- No discriminación: la elección de una implementación debe ser por motivos puramente técnicos .
- Extensión o reducción: las implementaciones pueden ser ampliadas o utilizar sólo un subconjunto del estándar.
- Prácticas abusivas: el estándar puede limitar su uso sólo para evitar tácticas subversivas de tipo "abraza-y-extiende", como el limitar cierto tipo de extensiones propietarias.
HTML (páginas web), TXT (texto plano), JPEG (imagen bitmap) o PDF (documentación no editable) son ejemplos de formatos de archivo abiertos. DOC (MS Word), DWG (Autocad) o WMV (Windows Media Video) son ejemplos de formatos cerrados. Los estándares abiertos tuvieron una importancia crítica para el desarrollo de las nuevas tecnologías. Un ejemplo de esto son los protocolos de Internet que permitieron, gracias a su difusión abierta y la creación de implementaciones interoperables, su propio desarrollo y el de multitud de aplicaciones: correo electrónico, la World Wide Web, transferencia de ficheros, etc. El riesgo de usar formatos cerrados o propietarios es depender de un único proveedor para acceder a nuestros propios archivos, creando una gran dependencia hacia el software que permite su uso (normalmente único en el mercado), de forma que si en un futuro dicho proveedor cerrara su negocio o bien soportara una nueva versión de su producto, podríamos perder información.